Esta historia nos llega por mail:
Hace un tiempo, cuando corte con el que era mi pareja, unos amigos me presentaron un chico. Salí un par de veces pero la verdad es que no me gustaba. En ese momento lo tomé como “el clavo que saca a otro”. Por desgracia (suya) no había forma de que me gustara. Definitivamente no era mi tipo. En la primer salida no pasó nada. En la segunda, le dí un par de besos de borracha, pero nunca pasó de eso. Pobre. Ni siquiera tuve el coraje para decirle que no me gustaba y le mandé un mensajito diciéndole que había vuelto con mi ex y que no iba a verlo más.
Un año mas tarde se eneteró de que corté definitivamente y me contactó de nuevo. Primero me hizo el trabajo fino por Messenger, mucha charla previa hasta que unos días después me invitó a salir. Esta vez con otras propuestas, con mucha más onda, me invitaba a fiestas, a boliches que sabe que me gustan, etc. Aunque ni me acordaba de su cara (y sabiendo que si en su momento no le dí por algo era...) le dije que sí. Cuando me pasó a buscar me quería matar! Lo vi me acordé que no me gustaba ni un poco!! Malisimo! Pero bueno… le puse mucha onda a la noche y traté de pasarla bien. El se me insinuaba todo el tiempo, yo ni un beso quería darle. Pero me daba penita, asi que me emborraché… y a la mierda! Empezamos a transar en el bar y mientras yo imaginaba que estaba besando a Brad Pit me iban subiendo los calores. Terminamos en su casa garchando. Un misionero básico, sin onda y de favor.
Lo peor de todo es que roncaba… asi que por buena pasé una noche en vela rogando que no quisiera un mañanero!
No me digan que a esta altura son tan ingenuos como para pensar que las chicas no tenemos sexo de favor o de onda!
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