6.8.08

Oh L'amour...

Esta historia la envía la Reina Mab por mail, y dice así:

He leído por ahí que una vela que arde con el doble de intensidad dura la mitad del tiempo.

Fue un mes, casi dos, de vivir fuera de mi cuerpo, totalmente extasiada. Él, un sex appeal que se le escurría a cada paso. Ni bien le clavé los ojos lo escudriñé y me pregunté que se sentiría tener esos dedos cargados de anillos metidos en mi boca suplicante.Es fotógrafo, y como si su cuerpo tallado y su cara de fetichista no hubieran sido suficiente, encima es francés. Pensé que sólo iba a acostarme con él una vez.De lo imprevisible surgió una sincronía espectacular, fluída, suave, empapada, tibia.Quizá fuera su vasta experiencia en el arte del sexo, o quizá fuera esa atracción que despertaba en mí un costado demencial. Lo cierto es que una noche siguió a la otra, y pasó una semana del mejor sexo de mi vida, y él insistía en que me quedara en su casa.Cogíamos en la bañera, sobre la mesada, en el balcón que daba sobre el río, en el piso helado, en su maldita cama que me arde en la memoria...Era arrancarnos la piel a la noche, horas de reloj festejándonos lo sentidos, dormirnos tan apretados que no se distinguían los cuerpos; despertar a la madrugada y volver a coger, y a la mañana despertarme con las caricias más deliciosas que una mortal pueda disfrutar.Al final de la semana me dijo que me mudara con él.Y yo, niña deslubrada ante su acento francés y su destreza amatoria, no lo dudé un segundo; dejando el depto que compartía en Bastille para ir a su mundo en el XIXéme.

He pasado literalmente días sin comer, durmiendo de a ratos, con el alma enroscada en la punta de los dedos, respirando agitadamente por momentos, suspirando apenas a veces; loca loca embriagada en su néctar, con los ojos dilatados de placer, con la piel fastidiada de caricias.

París fue sexo en su estado más elevado.Stéphane, mi amante predilecto, me llama a veces desde allá y me ronronea al teléfono las cosas que haríamos si once mil kilómetros no estuvieran en el medio.

10 comentarios:

La otra parte de mí dijo...

por Diosss,empezá a ahorrar en euros!!ya!!!!!!!

María Emilia dijo...

voulez vous couchêr avec moi???
seguro que esa frase la sabes decir a la perfección!!!!

"He pasado literalmente días sin comer, durmiendo de a ratos, con el alma enroscada en la punta de los dedos, respirando agitadamente por momentos, suspirando apenas a veces; loca loca embriagada en su néctar, con los ojos dilatados de placer, con la piel fastidiada de caricias."
Bestial interpretación de la pasión. Del sentir a flor de piel
Un aplauso para Ud.

ADN dijo...

linda historia con aire francés- Me gustó, lastima tantos km. de distncia hoy.

Un tux suelto dijo...

No entiendo nada de francés, pero los besos franceses que doy dicen que son los mejores! Orgulloso de hacerlo!

Buen relato, pero es cierto: la vela que arde demasiado, más rápido se quema, y poco dura...

j. dijo...

Me encantó el estilo: super literario, casi un cuento, o más que un cuento...
Pero me quedo con los latinos, qué le vamos a hacer. :)

La Coca dijo...

Q lindo!! es una buena excusa para volver a Paris!

Dalma dijo...

pah, yo me tomaba un vuelo de air france yaaa!!!

Capitan de su calle dijo...

Uhhhhh!!! el sexo mas hermoso y las distancias posteriores. esoty corriendo por ese camino...es dificil.
Pero quien te quita lo bailado...

Muy bueno este post!

Bellota dijo...

Por suerte existe internet... para seguir las historias por camarita, no?

Anónimo dijo...

Sí, Bellota, pero acá todos sabemos que el cybersexo ni por asomo se compara con latir al lado del otro y enroscar la pierna en la suya.
En fin, eso de "quien te quita lo bailado" es tal cual.
Sólo me falta buscar un amante local que le llegue mínimamente a los talones :)